21 diciembre, 2009

De la realidad líquida de Zigmunt a la contemporaneidad efervecente.

La velocidad... abismo en infinito que atrapa a cuanto se asoma a su brocal, en cierto sentido sucede como con Narciso frente al reflejo de su imagen en el agua del estanque. A los hombres contemporáneos nos encuentra predispuestos al disfrute del vertigo, tanto que ya no existen los límites... la referencialidad doblegada, primero a los espacios presentes y luego a las posibilidades de la virtualidad.
Pequeños espacios picnolexicos que desde Virgilio se van construyendo en el imaginario; Dante busco en uno de ellos a su Beatríz enamorada. Hoy solo queda el rastro de la velocidad, todo se lo ha llevado el sueño y la imagen.
Van aquí unas pequeñas muestras de "la estética de la desaparición"...









"Este mundo, tal como lo vemos, está sucediendo"
Pablo de Tarso

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